SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | Nuestro ‘Sí’ de fe permite que el poder y el amor de Dios entren en nosotros
El amor de Dios es como un río que espera entrar en nuestras vidas y en nuestra historia … pero Él no nos obliga
Queridas Hermanas y Hermanos en Cristo,
Esta semana celebramos la fiesta de la dedicación de la Basílica de Santa María Mayor (el 5 de agosto). Es la iglesia mas grande de occidente dedicada a la Madre Bendita. Se dedicó en el año 431 cuando el Concilio de Éfeso declaró que, ya que Jesús era verdaderamente el Dios encarnado, María podía ser llamada con todo derecho la Madre de Dios.
El amor y el poder de Dios son como un poderoso río que se cierne sobre la historia de la humanidad. María nos muestra lo que sucede cuando le damos a Dios el “sí” de la fe. El río fluye en nosotros y a través de nosotros. Nuestro “sí” no cambia a Dios, pero cambia la historia. De tal forma, María no es solamente una persona del pasado, es también un patrón perdurable de fe.
Las lecturas de esta semana nos muestran el mismo patrón en la vida de Pedro. Jesús se aparece a los discípulos caminando sobre el agua. Pedro le pide unirse a Él, y Jesús le da su permiso. Cuando Pedro da el “sí” de la fe puede caminar sobre el agua, compartiendo el propio poder de Dios. Cuando Pedro duda – dice el “no” de duda — que es falta de fe — queda a merced de su propio poder y comienza a hundirse. Jesús es el río del amor y poder de Dios encarnados. Nuestro “sí” no lo cambia a Él, pero permite que el río fluya en nuestra carne y, a través de nosotros, a otras personas.
De la misma manera, cuando Jesús les pregunta a los apóstoles “¿Quién dicen ustedes que soy? La respuesta de Pedro, “Tu eres Cristo”, tiene su raíz en el “sí” de fe. Jesús le dice, “Tu eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia”. En otras palabras, “Puedo construir sobre eso — puedo construir algo perdurable que llevará la promesa de la salvación a otros”. Solo unos pocos versos más adelante, cuando Pedro le dice a Jesús que Él no puede sufrir y morir, Jesús le dice, “Aléjate de mí, Satanás”. En otras palabras, “Sobre eso no puedo construir”. Cuando nos hacemos eco del “sí” de fe, ¡Jesús puede construir algo perdurable en nosotros! Cuando dudamos y decimos un “no” por falta de fe, nos volvemos inadecuados para la construcción.
Esta semana leeremos acerca de la mujer Cananita en Mateo,15. Ella buscaba la curación de su hija. Cuando ella insiste que “aún los perros comen de las sobras que caen de la mesa de su señor”, Jesús le dice, “Mujer, grande es tu fe” “Se hará como lo has pedido”. Su hija se curó.
Esta semana también leeremos del libro de los Números 13 y 14. Israel se rehúsa a entrar en la Tierra Santa. Dando muestra de su falta de fe en la habilidad de Dios para conducirlos y cumplir con Sus promesas, dijeron, “Hubiera sido mejor para nosotros morir en el desierto”. La respuesta de Dios es básicamente, “Que sea como lo han pedido”. Todos ellos murieron en el desierto.
El patrón es claro. El amor y el poder de Dios son como un río poderoso, esperando a entrar en nuestras vidas, y en la historia de la humanidad a través de nosotros, pero Él no nos obligará. María, Pedro, Israel y la mujer cananita oyeron las mismas palabras de Dios: “Que todo sea hecho para ti de acuerdo con tu fe”. ¿Le permitiremos o no al poder de Dios fluir al mundo a través de nosotros?