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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | Que nuestras vidas estén inmersas completamente en la Palabra de Dios

Al permitir a la Palabra de Dios vivir en nosotros, sucederán cosas positivas y el Cristo presente en nosotros atraerá a otras personas

¡Entramos en la última semana completa del Tiempo Ordinario a finales de mayo! La Cuaresma comienza la próxima semana con el Miércoles de Ceniza el día 17 de febrero, seguido por la temporada de Pascua, concluyendo con Pentecostés el 23 de mayo. Es un periodo de 96 días y, en forma interesante, los expertos dicen que establecer un nuevo habito toma 90 días. ¿Qué esperamos para la próxima Cuaresma y Pascuas? — ¿qué nuevo habito queremos tener para entrar nuevamente al Tiempo Ordinario el 24 de mayo?

Si escuchamos cuidadosamente, las lecturas de esta semana nos dan una sugerencia. Hemos escuchado los relatos de la creación en el Génesis. Uno de sus principales dichos es: “Entonces Dios dijo…. Y así sucedió”. La palabra de Dios, en la concepción hebrea, no es solo informativa. Ella no sólo nos cuenta acerca de las cosas. En lugar, la palabra de Dios es performativa — hace que las cosas sucedan.

Vemos el mismo patrón en la vida de Jesús. “Jesús dijo: Lo haré. Que quedes limpio. Y el leproso quedó limpio inmediatamente.” “Jesús dijo: Quieto. Cálmate. Y la tormenta desapareció, y el mar se calmó.” Es un claro eco del relato de la creación: “Entonces Jesús dijo … Y así sucedió”.

De hecho, porque Jesús es la Palabra hecha carne, ¡Él ni siquiera necesitó hablar! Su simple presencia hace las cosas suceder. Y eso atrajo al pueblo hacia Él.

La piedad católica diría que por eso las personas también se sienten atraídas por María: su presencia hace que las cosas sucedan, pero si la piedad católica sabe eso por experiencia, la teología católica es capaz de explicar por qué. María hace que las cosas sucedan porque su vida está completamente inmersa en la Palabra de Dios, su Hijo. Ella hace que las cosas sucedan porque Él vive en ella.

Y propongo que eso es algo que podríamos esperar, y en lo que podríamos trabajar, los días venideros de Cuaresma y Pascua: permitir que nuestras vidas se sumerjan completamente en la Palabra de Dios. Los próximos 96 días se extienden frente a nosotros. Toma 90 días para crear un nuevo habito. Hay 89 capítulos en los cuatro Evangelios. ¿Qué tal si tomamos 5 a 10 minutos cada día para leer un capítulo del Evangelio — en silencio, o en voz alta?

En un nivel, eso no es una gran cosa. ¡Quizás estés buscando una penitencia mayor! En otro nivel, pienso acerca de lo que estaríamos haciendo: permitiendo que la Palabra de Dios entre a nuestros ojos, nuestras mentes, y nuestros corazones. Permitiendo que la Palabra de Dios se convierta en la medida de nuestras palabras. Dicho de otra forma: estaríamos permitiendo que la Palabra de Dios viva en nosotros. Si hiciéramos eso, ¿Podríamos hacer suceder las cosas, y hacer que las personas sean atraídas al Cristo en nosotros?

Podríamos hacerlo a primera hora de la mañana, en lugar de escuchar las noticias. Entonces la Palabra de Dios podría ser la primera cosa que encontraríamos, y podría fijar el tono para todo nuestro día.

Podríamos hacerlo al final en la noche, en lugar de ver un video. Entonces la Palabra de Dios sería la piedra angular de nuestro día, y establecería el tono de nuestro descanso.

La Palabra de Dios sigue siendo performativa — hace las cosas suceder. Podríamos pasar los próximos días de Cuaresma y Pascua invitando a la Palabra de Dios a vivir en nosotros. Entonces, cuando volvamos al Tiempo Ordinario a finales de mayo, la presencia de Cristo en nosotros podría atraer a otras personas, y la Palabra de Dios podría hacer las cosas suceder a través de nosotros.

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