SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | Permitamos que el ejemplo de Jesús sea nuestra noción del poder
Jesús ejerció Su poder buscando a los perdidos, los pecadores y los enfermos
Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
Esta semana la temporada de Navidad dio paso al Tiempo Ordinario. Esto nos lleva a hacernos una pregunta: ¿qué será “ordinario” para nosotros?
Durante las próximas cuatro semanas leeremos La Carta a los Hebreos. Uno de los primeros temas de la carta “es el poder”. El autor toma la posición predeterminada de su audiencia, que es, por supuesto, que las realidades espirituales son más poderosas que las realidades físicas. Sin embargo, la carta toma esa posición con la finalidad de desafiarla. De acuerdo con la posición predeterminada, los ángeles (que son simplemente seres espirituales) deberían ser superiores a Cristo (que se encarnó). Y eso es lo que está precisamente equivocado, porque Cristo es superior a los ángeles.
En otras palabras, el autor nos dice, que el entendimiento predeterminado del poder fue transformado por Cristo.
Para nosotros esta es una buena lección para reflexionar a medida que nos alistamos para la inauguración presidencial. Como americanos, nuestra posición predeterminada es pensar del poder en términos de fuerzas militares y políticas, pero como católicos creemos que Jesucristo es la revelación, encarnada, del Dios todopoderoso. ¿Qué significa esto para nosotros — que clase de transformación podríamos necesitar?
Además de leer de la Carta a los Hebreos, también estaremos leyendo el Evangelio de Marcos durante el próximo mes. En las lecturas de esta semana, Marcos pone de cabeza las concepciones sobre el poder. Primero, Roma: Jesús llama a los pescadores, exorciza los demonios, enseña con autoridad, sana a los enfermos, limpia a los leprosos y perdona los pecados. ¡Esa no era la forma en la que Roma ejercía el poder! Segundo, los Fariseos: cuando los Fariseos pensaban que el poder religioso venía de la pureza de los rituales, Jesús ejerció su poder buscando a los perdidos, a los pecadores y a los enfermos.
¿Qué pasa con nosotros — como desafía Jesús nuestra concepción del poder?
Idealmente, no tenemos que escoger entre ser americanos y ser católicos. Podemos y debemos ser ambas cosas. Sin embargo, sí tenemos que escoger como definiremos y ejerceremos el poder — nosotros tenemos que decidir si nuestra idea fundamental del poder será transformada por Cristo, o si permaneceremos cautivos de las definiciones políticas y culturales.
¡Esta es una de las áreas en la que me alegra tener una herencia polaca! Tal como lo dice George Weigel en su biografía de San Juan Pablo II, la fe y la historia enseñaron a los polacos a “creer que el poder espiritual era, al correr del tiempo, más eficaz en la historia que la fuerza bruta”. El papel de San Juan Pablo II para hacer caer el comunismo fue un ejemplo extraordinario de la verdad de esta creencia.
El poder político es real. El poder militar es real. Los poderes legislativos y judiciales son reales. Sin embargo, las realidades espirituales de la fe son más poderosas. ¿Creemos, y actuaremos acerca de esto — permitiremos que el poder de Jesucristo transforme nuestra noción ordinaria del poder?
Durante la temporada Navideña el Hijo de Dios manifiesta su poder en la humildad de un niño. Durante la Cuaresma y la Pascua manifiesta Su poder en la humildad de su Pasión y Muerte. Permitamos que estas revelaciones del poder divino también gobiernen nuestro tiempo ordinario.