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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | ¿Nos imaginamos la ‘victoria’ de acuerdo con el patrón de la vida de Jesús?

Aunque no ganemos en términos terrenales, dar testimonio del Evangelio nos muestra la ‘victoria’ final

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,

¿Cómo es la victoria?

Con los Playoffs de la Copa Stanley llegando a su punto culminante, con el Juego de las Estrellas de las Grandes Ligas a la vuelta de la esquina, y las Olimpiadas de Verano acercándose, es fácil imaginar la victoria de una manera particular.

Sin embargo, los días de fiesta que celebramos esta semana — San Ireneo (28 de junio), San Pedro y San Pablo (29 de junio), y Santo Tomas Apóstol (3 de julio) — pueden ayudar a reorientar nuestra imaginación hacia la noción de la victoria cristiana. Estos santos no siempre “ganaron” en términos terrenales. De hecho, en términos terrenales, todos ellos definitivamente perdieron — todos fueron mártires. Sin embargo, siempre “dieron testimonio” del Evangelio — de la muerte y resurrección de Jesús, y de nuestra oportunidad de compartir Su vida. Ese testimonio fue la clave de su victoria final, y esa última victoria es la que celebramos esta semana.

Es algo para reflexionar: ¿nos imaginamos la “victoria” de acuerdo con el patrón de la vida de Jesús, o dejamos a Jesús de lado y la imaginamos solo en términos terrenales?

Una pequeña reflexión nos muestra que las palabras y obras de Jesús no se calcularon para “ganar” en términos terrenales. Él dijo cosas que lo hicieron perder seguidores — piensa en el discurso del Pan de Vida en el Evangelio de San Juan. Hizo cosas que provocaron oposición de los poderes del momento – piensa como en la comida con los recolectores de impuestos y con los pecadores, o acerca de la limpieza del Templo. La acción final de su vida terrenal fue morir en la cruz.

El patrón de la victoria de Jesús debería informar nuestro enfoque de la política y la cultura. A menudo nos encontramos calculando una estrategia para ganar una victoria — lo que usualmente significa un incremento en poder terrenal. Definitivamente hay algo bueno en eso, pero un aumento del poder terrenal no fue lo que finalmente impulsó a los santos que celebramos esta semana, y no es, en última instancia, lo que impulsó a Jesús. Podría resumir su enfoque de la siguiente manera: No siempre gané en términos terrenales, pero siempre di testimonio, y es así como obtuve la victoria final.

¿Qué significaría hacer el “dar testimonio” la clave de nuestra definición de victoria? De seguro, resultaría en la perdida de algún capital político y cultural. Sin embargo, podríamos enfrentar estas pérdidas terrenales y decir, con los santos: “Esta bien. Fue una ocasión para dar nuestro testimonio — y ese es el camino hacia la victoria en Cristo”.

San Pablo dice que Jesucristo es la piedra angular de nuestra fe. Al vivir tan cerca del Arco de San Luis sabemos lo que es una piedra angular. San Pablo lo sabía también. Es por eso por lo que dijo: “a través de Él la estructura completa se mantiene unida”, pero si Cristo es la piedra angular, eso también significa que sin Él la estructura completa se derrumba. Estoy preocupado de que nuestro enfoque de la “victoria” política y cultural es a menudo concebida e imaginada apartada de Jesucristo. Si esto es así, entonces nuestro enfoque está destinado a derrumbarse.

Algunas veces ganamos en términos terrenales. Algunas veces ganamos por la cruz. Nuestro trabajo principal es dar testimonio de la fe. Dejamos el resultado final en las manos de Dios.

Permitamos que Cristo sea la piedra angular de nuestra definición de la victoria.

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