SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | Enfoquémonos donde ponemos nuestra energía
San Pedro Claver, en su misión de ayudar a las personas esclavizadas, se concentró en esa tarea, invirtió su fuerza en eso y lo hizo bien
Queridas hermanas y hermanos en Cristo,
Esta semana celebramos la fiesta de San Pedro Claver (1590-1654). Cuando firmó sus votos finales como jesuita, los firmó “Peter Claver, esclavo de los etíopes para siempre”. (“etíope” era un término genérico en ese momento. Significaba “africanos esclavizados en el nuevo mundo”).
En la providencia de Dios, estamos leyendo a través de 1ª Corintios en estos días, y el pasaje que acabamos de leer en el día de la fiesta de Claver es aquel en el que San Pablo declara: “Asimismo, sintiéndome libre respecto a todos, me he hecho esclavo de todos con el fin de ganar a esa muchedumbre.” (1 Corintios 9:19). Esto es exactamente lo que hizo Pedro Claver: ¡Se hizo a sí mismo el siervo de los esclavizados y terminó bautizando a más de 300,000 personas en su vida!
Peter Claver estaba profundamente perturbado por el trato y las condiciones de vida de las personas esclavizadas de África. Vio una necesidad y la atendió con todas sus fuerzas. ¡No perfectamente, sin duda! Claver era un hombre de su tiempo, que también poseía esclavos. Pero también fue un hombre que se elevó por encima de su tiempo y que ayudó a cambiar los tiempos. Y a partir de eso, podemos sacar una lección para nuestras propias vidas.
¿Qué podría significar para nosotros seguir el ejemplo de San Pedro Claver?
A medida que avanzamos en el proceso de Todo lo Hago Nuevo (All Things New), el punto del asunto es que vamos a concentrar nuestra fuerza en los próximos años. Pero entonces la pregunta es: ¿Cómo debemos usar esa fuerza? Permítanme decirlo de esta manera: si nosotros, como Peter Claver, pudiéramos hacer una cosa, hacerla bien y gastar todas nuestras fuerzas en ello, ¿cuál debería ser?
Los monjes y monjas de conventos se concentran y luego gastan su energía en la oración. Son como el corazón del cuerpo. Como dijo una vez una hermana conventual: “Las rejas del claustro no son como las rejas de una prisión que encierran a la gente. Son como las costillas del cuerpo; protegen el corazón, para que pueda seguir haciendo su trabajo”. ¡Hermoso!
Las Misioneras de la Caridad se concentran y luego gastan su energía en el servicio a los más pobres entre los pobres. Son como las manos del cuerpo, dando el trabajo del cuerpo a los demás.
Peter Claver se concentró y luego gastó toda la energía de su vida cuidando a los pueblos esclavizados. Y no fue solo de labios para fuera. Como dijo una vez, describiendo su apostolado en una carta a sus superiores: “Así les hablamos, no con palabras, sino con nuestras manos y nuestras acciones”.
La vida de Claver plantea una pregunta clave para nosotros: A medida que concentramos la energía de nuestras parroquias, escuelas y agencias en los próximos años, ¡la energía de casi 500,000 católicos! — ¿Cómo queremos gastar esa energía?
Les pido que se unan a mí en esa cuestión de discernimiento en los próximos meses, mientras lanzamos nuestras sesiones de escucha parroquial en octubre.