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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | El Adviento es un tiempo para afilar nuestro anhelo por el Señor

Fíjate en cómo Él está entrando en nuestras vidas y ayuda a otros a tomar conciencia

Queridas hermanas y hermanos en Cristo,

Me pregunto si hemos pensado mucho en la espiritualidad del tiempo y el lugar. Las lecturas de esta semana nos invitan a hacerlo.

Una de las frases que escuchamos repetidamente del profeta Isaías esta semana es: “En aquel día…”. El Salmo 72 refuerza esto con el estribillo: “La justicia florecerá a su tiempo…”. Claramente hay una espiritualidad de tiempo trabajando aquí.

Otra de las frases que escuchamos de Isaías a lo largo de la semana es: “En este monte…”. Tanto el Salmo 23 como el Salmo 122 refuerzan eso con estribillos que hablan de ir o morar en “la casa del Señor”. Claramente, hay una espiritualidad de lugar trabajando aquí.

Sin embargo, cuando las lecturas de Isaías y los Salmos se enfocan en este sentido de tiempo y lugar, siempre es a modo de anticipación: están esperando algo que el Señor va a hacer.

Es fascinante, entonces, a mitad de semana, cuando comienza la lectura del Evangelio de Mateo: “En aquel tiempo, Jesús… subió a la montaña”. El Evangelio de Mateo está lleno de patrones de profecía y cumplimiento, y este es otro ejemplo. Las Escrituras Hebreas habían fomentado una espiritualidad anticipatoria del tiempo y el lugar. Jesús, señala Mateo, ahora cumple esa anticipación. “En aquel tiempo, en este monte”, Jesús sanaba a los enfermos y luego multiplicaba los panes y los peces para alimentar a una multitud hambrienta. ¡Este es el tiempo y el lugar de la intervención prometida por el Señor!

Con un simple cambio, San Bernardo nos da una hermosa manera de convertir eso en una espiritualidad para el Adviento. Dice, simplemente: “Sabemos que hay tres venidas del Señor”. La primera fue la venida del Hijo en la carne. La última es la venida de Jesús al final de los tiempos. Pero la del medio es cuando Jesús entra en nuestros corazones, en nuestras vidas.

La idea de San Bernardo tiene una hermosa continuidad con la espiritualidad del tiempo y el lugar en las lecturas de esta primera semana de Adviento. El momento es ahora; ¡El lugar es mi propio corazón! El pueblo judío anhelaba la venida del Mesías, y Jesús vino a cumplir ese anhelo. Ahora anhelamos que Él entre en nuestros corazones, y el Adviento es un tiempo para agudizar tanto ese anhelo como para darnos cuenta de las formas en que Él está entrando en nuestras vidas.

Todo esto tiene que ver con nuestro nuevo enfoque en la evangelización de una doble manera.

La primera es escuchando. ¿Estamos preparados para preguntar a la gente acerca de la venida intermedia de Jesús? Podríamos hacerlo con dos preguntas simples: ¿Cómo ha estado Jesús entrando en tu vida esta semana? O, ¿cómo experimentas la anhelada venida de Jesús a tu vida en estos días?

La segunda es hablando. ¿Estamos preparados para hablar con la gente acerca de la venida intermedia de Jesús en nuestras propias vidas? ¿Podemos hablar del anhelo de nuestros propios corazones o de las formas en que Jesús ha estado entrando en nuestras propias vidas?

Espero que este Adviento nos ayude a desarrollar una espiritualidad más profunda del tiempo y del lugar.

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