FRENTE A LA CRUZ | La santidad de Dios es la medida apropiada de nuestras acciones
Necesitamos tiempo de oración y ayuno para moldearnos según el corazón del Señor y obtener su ayuda
Esta semana, la primera de la Cuaresma, la primera línea de la primera lectura y la última línea de la última lectura forman un par natural. En la lectura del 2 de marzo, de Levítico, Dios les habla a los israelitas: “Sé santo, porque Yo, el Señor, tu Dios, soy santo”. Luego el 7 de marzo, en el sermón de la montaña, Jesús nos dice: “Sé perfecto, así como tu Padre celestial es perfecto”. En la primera semana completa de Cuaresma, la Iglesia quiere asegurarse que no podamos evadir ese tema: La santidad de Dios es la medida adecuada de nuestras acciones.
La lectura de Levítico pasa por una serie de mandamientos, cada uno concluye con una declaración enfática: “Soy el Señor”. El mensaje es muy claro: Necesitamos orientar nuestros pensamientos, deseos y acciones para que estén de acuerdo con el corazón y la mente del Señor. Por causa de nuestra condición humana caída, esto no es automático; necesita trabajo. La Cuaresma es acerca de ese trabajo.
De la misma manera, en las lecturas del sermón de la montaña, Jesús nos recuerda varias veces ese punto: “Has oído lo que se dijo, ‘Tu actuarás de esa manera y no de otra manera’, pero yo les digo: No es suficiente permanecer limpio por fuera; también tenemos que limpiarnos interiormente.”
La purificación interior también toma trabajo, y la Cuaresma nos da ocasión para hacer ese trabajo.
Al hablar de purificarnos a nosotros mismos, hay una relación entre la Cuaresma y las próximas elecciones (las elecciones primarias de Missouri son el 10 de Marzo). ¡No le voy a decir a nadie como votar! Simplemente les señalaré que necesitamos — y deberíamos reflexionar acerca de la decisión a tomar — un tiempo adicional de preparación espiritual, en el cual pedir la guía de Dios. Providencialmente, las lecturas de esta semana hacen énfasis en el papel de la oración y el ayuno para obtener la ayuda de Dios.
Jonás es enviado a Nínive. La ciudad completa es amenazada con su destrucción. En respuesta, el pueblo declara un tiempo de oración y ayuno. Y eso en realidad funciona. Dios ve su arrepentimiento y tiene misericordia de ellos. La ciudad se salva.
Ester era reina en un tiempo en el cual el pueblo judío estaba amenazado con su destrucción. Como respuesta, ella se preparó para pedirle al rey su protección. Sin embargo, antes de hacer su petición se toma un tiempo para rezar y ayunar. Y, nuevamente, esto funciona. Por la gracia de Dios: el corazón del rey tiene buena disposición hacia ella: le garantiza su pedido, el complot contra el pueblo judío se revela, y ellos se salvan.
Hoy en día, algunas personas piensan que el país está amenazado por la tiranía de una mayoría conservadora. Otros piensan que el país está amenazado por la tiranía de una mayoría liberal. Otros buscan alguien que los salve de esas dos amenazas.
Lo que está claro para mí, es que todos necesitamos tomarnos un tiempo de oración y ayuno. Necesitamos purificar nuestros propios corazones, ayudar a purificar los corazones de otros, y pedir la ayuda de Dios para todo el ciclo de elecciones.
Las lecturas de esta semana contienen una lección para nosotros. Haríamos bien en aprovechar esa lección. Un tiempo de oración y ayuno es esencial si queremos darle forma a nuestros pensamientos, sentimientos y acciones según el corazón del Señor y obtener su ayuda. La Cuaresma que precede a una elección es una oportunidad valiosa. No perdamos nuestra oportunidad.
Esta semana, la primera de la Cuaresma, la primera línea de la primera lectura y la última línea de la última lectura forman un par natural. En la lectura del … FRENTE A LA CRUZ | La santidad de Dios es la medida apropiada de nuestras acciones
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