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FRENTE A LA CRUZ | Cristo vierte su Sagrado Corazón en el nuestro si le abrimos nuestros corazones

Correctamente ordenados e intensamente enfocados nuestros deseos, palabras y acciones glorifican a Jesús

Celebramos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús esta semana.

En 1956, el Papa Pío XII publicó una encíclica sobre la devoción al Sagrado Corazón. Al escribir sobre esa encíclica 25 años después, Joseph Ratzinger (quien se convertiría en el Papa Benedicto XVI) dijo que el Corazón de Jesús es la razón por la cual el corazón humano, nuestras emociones y sentimientos, debe ser parte de nuestra relación con Dios. Si y cuando las emociones humanas quedan fuera de la vida espiritual, anotó, esto es “seguido de una ola de emotividad que, sin embargo, es en gran medida caótica e incapaz de comprometerse”. Los sentimientos y las emociones desempeñarán un papel en nuestras vidas, de una forma u otra. La pregunta es si los poseeremos o ellos nos poseerán. La cultura actual es un buen ejemplo de los efectos destructivos de dejar que nuestros sentimientos nos dominen.

Pero hay otra manera. Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, viviendo y escribiendo en el siglo 16, la propusieron. Un experto en su pensamiento dice: “La confianza de Teresa y Juan en el poder del deseo, correctamente ordenado e intensamente enfocado, puede proporcionar un camino esperanzador y útil”. El desafío que nos presentan es que nuestros deseos estén “correctamente ordenados” e “intensamente enfocados”. Eso es un logro; requiere disciplina.

San Gregorio de Nyssa, al escribir su “Tratado sobre la perfección cristiana” en el siglo 4, nos brinda ayuda para aprender esa disciplina. Notando que la vida cristiana tiene dos aspectos principales: nuestros pensamientos y sentimientos interiores, y nuestras palabras y acciones externas, aconseja que nos examinemos a nosotros mismos, para ver si, y en qué medida, nuestros pensamientos y sentimientos, y nuestras palabras y acciones están dirigidas hacia Cristo o se apartan de Él. ¿Cuáles son algunas dimensiones clave de este examen?

Lo hacemos en parte por la razón, que nos dice que está mal actuar sobre sentimientos adúlteros, sin importar cuán fuertes y persistentes puedan ser. Lo hacemos en parte leyendo y orando con las Escrituras, que nos dicen que las acciones basadas en sentimientos egoístas nunca nos satisfacen realmente porque, no importa lo que podamos adquirir por una acción egoísta, Jesús nos muestra que estamos hechos para entregarnos en el amor. Lo hacemos en parte estudiando las enseñanzas de la Iglesia, que nos brindan orientación sobre preguntas nuevas que no se responden directamente en la Biblia. La razón, y las Escrituras y la enseñanza de la Iglesia ayudan a revelarnos lo que hay en el corazón de Cristo. Y, como dice san Gregorio: “Si extraes de Él los pensamientos en tu mente y las inclinaciones de tu corazón, mostrarás una semejanza con Cristo”.

Cuando celebramos la fiesta del Sagrado Corazón esta semana, tenemos la oportunidad de beneficiarnos de una tradición que se remonta a Sta. Rose Philippine Duchesne en el siglo 19, los santos Teresa de Ávila y Juan de la Cruz en el siglo 16, y San Gregorio de Nyssa en el siglo 4. Se remonta al mismísimo Corazón de Jesús hace 2.000 años, igual de vivo hoy. La sabiduría de esa tradición nos dice: si abrimos nuestros corazones a Cristo, Él derramará su corazón en el nuestro. Entonces, el Sagrado Corazón de Jesús ordenará correctamente y enfocará intensamente nuestros deseos, pensamientos, palabras y acciones. Si, y cuando, eso suceda, le daremos gloria en la tierra y, finalmente, seremos llevados a compartir su gloria en el cielo.