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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | Renunciar a algo valioso para nosotros nos prepara para recibir algo más

Las lecturas de esta semana muestran que esos patrones de la vida espiritual a menudo revelan leyes espirituales

Queridas Hermanas y Hermanos en Cristo,

Las lecturas de esta semana nos muestran una serie notable de patrones. Permítanme hablar acerca de dos de ellos.

El segundo capítulo del Libro de los Jueces es una clase de resumen ejecutivo del resto del libro. Israel olvida las maravillas de Dios y cae en el pecado. Cuando Israel peca, el pueblo es conquistado por otra nación como castigo por sus pecados. Entonces Israel clama a Dios. Dios levanta a un juez, que salva al pueblo y les regresa su libertad. ¡Luego el ciclo comienza de nuevo! En el libro hay 12 jueces, y este ciclo se repite siete veces. En la Biblia, ¡estos números simbólicos están destinados a llamar nuestra atención! En general significan que no solamente esas cosas suceden, sino que también en ellas hay una lección.

Los patrones en el mundo físico también revelan leyes físicas. Los patrones en la historia de Israel usualmente nos revelan lecciones acerca del pacto. De la misma manera, cuando vemos patrones en la vida espiritual, a menudo nos revelan leyes espirituales del florecimiento humano. Las lecturas de la semana nos muestran uno de esos patrones espirituales.

Esta semana oiremos acerca de Ruth. Ella dejó a su padre, a su madre y a su tierra natal para seguir a la viuda Naomi a Israel. Allí, fue la madre de Obed, el abuelo de David — el rey más grande de la historia de Israel. Ella renunció a algo muy valioso; y recibió algo más.

Esta semana también oiremos acerca del Joven Rico. Jesús lo invitó a renunciar a sus posesiones materiales y a seguirlo. Al no estar dispuesto a hacerlo, el hombre se fue triste. Él se aferró a algo valioso; y perdió algo más.

Finalmente, esta semana, oiremos acerca de los apóstoles. Ellos renunciaron a todo para seguir a Jesús. ¿Qué ganaron con eso? Jesús les dijo “cualquiera que renuncia a su casa, a sus hermanos, a su padre, a su madre, a sus hijos o a sus tierras por mi nombre recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”. Ellos renunciaron a cosas valiosas; y recibieron el don más grande de todos.

Pensemos por un momento, acerca de lo que significa ese patrón para su propia vida espiritual. Por ejemplo, ayunamos una hora antes de recibir la Comunión. Eso es un pequeño gesto, pero contiene la semilla de una lección importante. ¿A qué renunciamos? A comer y beber ¿Qué recibimos? El Cuerpo de Cristo.

Es importante darnos cuenta de que eso no es una simple regla de la Iglesia. Es una regla, pero se basa en un patrón bíblico, y eso significa llevarnos a una de las leyes de la vida espiritual. Cuando renunciamos a algo valioso, eso nos prepara para recibir algo más. La pregunta es, ¿dejaremos que la ley espiritual guíe nuestras vidas?

Cuando renunciamos al dinero por una causa, recibimos a cambio mucho más de lo que damos. Cuando renunciamos a tiempo y energía por una causa, recibimos a cambio mucho más de lo que damos. Si renunciáramos al enfoque mundano de nuestras vidas, y le ofreciéramos eso a Jesús, ¿qué recibiríamos a cambio?

Les pido a todos considerar este patrón bíblico, la ley espiritual que revela y lo que podría significar para el florecimiento de nuestras vidas en la fe.