SIRVAN AL SENOR CON ALEGRIA | Nuestro testimonio valiente puede conquistar el miedo
Esto no quiere decir que debemos ignorar las medidas de precaución; sino más bien que las abordemos con un espíritu cristiano de esperanza y alegría, y no con un espíritu mundano de miedo
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Tenemos la oportunidad de dar nuestro testimonio de algo en estos días, y me pregunto si lo estamos haciendo con la valentía cristiana requerida.
Dos veces esta semana San Pablo habla acerca de dar testimonio valientemente. Él le pide a los Efesios que recen por él, que “hará conocer con valentía el misterio del Evangelio”. Les dice a los Filipenses acerca de su expectativa y esperanza que “con toda valentía, ahora y siempre, Cristo será engrandecido en mi cuerpo, sea por la vida o por la muerte”
Esa valentía contrasta con el espíritu de miedo que parece impulsar a mucha gente en estos días. Ese espíritu viene con el temor de la muerte; viene con el temor de la enfermedad; se manifiesta en el ámbito político. Sin embargo, parece haber más que simplemente esos temores específicos, algunos de los cuales, en su propia forma, son legítimos. En el medio de esto y en ese temor particular, parecemos estar experimentando un espíritu penetrante de miedo. Una característica de ese espíritu es su apetito voraz. Nunca se satisface con un objeto. Una vez que ha encontrado un objeto, busca otro, y luego otro, siempre buscando más áreas para habitar. Presiona sin descanso hasta que toda nuestra vida se llena de miedo.
Pues bien, si un espíritu de miedo domina al mundo, entonces esa es una de nuestras grandes oportunidades para dar testimonio: para abordar las realidades de la situación actual — como la posibilidad de la enfermedad y la muerte, y cualquiera que sea la causa del miedo — con una valentía que tiene sus raíces en la fe cristiana. Así como San Pablo le dice a los Efesios (y a nosotros): nuestra verdadera batalla es contra los principados y potestades — dejemos que la fe conquiste al miedo.
Ahora, permítanme ser obvio: la valentía cristiana de la que estoy hablando no significa que debemos olvidar las medidas de precaución que se han puesto en práctica para hacer más lenta la propagación del COVID-19. ¡De ninguna manera! La fe cristiana nos pide que cuidemos de nuestra salud y la de nuestro prójimo.
Lo que quiero decir es que debemos abordar estas medidas, y las posibilidades reales de la enfermedad y la muerte, con un espíritu de alegría cristiana y confianza en lugar de hacerlo con un espíritu mundano de miedo. Tomando en cuenta las palabras de San Pablo, nuestra batalla no es con las medidas de precaución sino con el espíritu de miedo que las envuelve e invade.
San Pablo le dijo a los Tesalonicenses no “se entristezcan como aquellos que no tienen esperanza”. ¡Él no les dijo que no se entristecieran! Sino que los animó a que lo hicieran en forma diferente, en una manera en la que dieran testimonio de su fe en la resurrección.
De igual manera, hoy en día, no debemos “tomar las precauciones como lo hacen los que están dominados por el espíritu del miedo”. ¡Eso no significa que no debamos tomar precauciones! Sino más bien quiero animarlos a tomarlas en forma diferente, de manera que demos testimonio de la valentía de la fe cristiana frente a la enfermedad y la muerte.
Cuando damos testimonio de la fe con valentía, le ofrecemos al mundo otra forma de vivir. ¿Cómo te está llamando Dios a que des testimonio de la fe valientemente en estos días?