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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | María, Madre de la Iglesia, recibe y luego da a luz la vida de Cristo

María puede ser nuestro ejemplo para dar a luz a Jesús para los demás y en los demás

Abp. Rozanski

Queridas hermanas y hermanos en Cristo:

El 20 de mayo, el día después de Pentecostés, celebramos la fiesta de María, Madre de la Iglesia. Hablando sobre este tema, san Pablo VI dijo: “María es en verdad la Madre de Cristo que, en el momento en que asumió la naturaleza humana en su seno virginal, unió a sí, como Cabeza, su Cuerpo místico, que es la Iglesia. María, por tanto, como Madre de Cristo, debe ser considerada también como Madre de todos los fieles y pastores, es decir, de la Iglesia”.

En la Anunciación, María dijo “sí”. El Espíritu Santo la cubrió con su sombra, y el Verbo se encarnó en su cuerpo. Luego, en Pentecostés, allí estaba de nuevo, enseñando a los apóstoles a decir “sí” mientras el Espíritu Santo caía sobre ellos y la vida de Jesús llegaba a existir dentro de ellos espiritualmente. Es apropiado que ella, que dio a luz el cuerpo físico de Cristo en Navidad, ayudara a dar a luz el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia, en Pentecostés.

Para ir un paso más allá, hay un hermoso paralelismo entre María, la Iglesia y cada uno de nosotros: cada uno recibe y luego da a luz la vida de Cristo. ¡No de la misma manera, por supuesto! María dio a luz el cuerpo físico de Cristo hace 2.000 años en Belén. La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo desde el día de Pentecostés hasta el fin de los tiempos. La Iglesia, a su vez, hace surgir el cuerpo sacramental de Cristo en la Eucaristía. Cada uno de los bautizados, unido a Cristo, se convierte en una especie de cuerpo espiritual de Cristo. Y Jesús nos dice que “el más pequeño de estos”, cualquiera que lo necesite, es otra forma en que Su cuerpo está presente para nosotros. Estos diferentes sentidos del “cuerpo de Cristo” no son los mismos, pero cada uno refleja, refuerza y profundiza nuestro sentido de los demás.

Después del día de la fiesta, estaremos leyendo la Carta de Santiago durante toda la semana, y Santiago siempre está animando a sus lectores a hacer que la fe sea práctica. Entonces, si los puntos anteriores son una gran lección teológica, ¿cómo podemos hacer que esa lección sea práctica?

Permítanme sugerir esto. Si nunca rezas el Rosario, trata de rezarlo regularmente. Si ya dices el Rosario, entonces trata de rezarlo. Si ya rezas el Rosario, entonces trata de entrar en la vida de Jesús a través de él. Si ya entras en la vida de Jesús a través del Rosario, entonces trata de dejar que Jesús entre en tu vida a través de él. Si ya dejaste entrar a Jesús en tu vida, entonces trata de dejar que el Rosario te inspire a hacer surgir la vida de Jesús para los demás y en los demás, como lo hizo María.

Al final de esta semana, entraremos en el fin de semana del Memorial Day, el comienzo no oficial del verano. ¿Qué pasaría si lleváramos este tema mariano, tanto teológico como práctico, durante todo el verano? Cada uno de nosotros podría enfocarse en llegar a ser más como María: recibir la vida de Cristo en nuestras almas y cuerpos, dar a luz la vida de Cristo para los demás y ayudar a producir la vida de Cristo en los demás. Esa sería una manera digna de celebrar la fiesta de María, Madre de la Iglesia, y una manera digna de pasar nuestro verano.