SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | La gracia de Jesús entra en nuestras vidas a través de María, nuestra madre espiritual
Como una lámpara del sagrario, María dirige nuestra atención a Jesús, y nos deja con Él
Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
Me pregunto si podemos hacer una pausa por un momento para reflexionar sobre la lámpara del sagrario — la vela que está siempre encendida en cada Iglesia para indicar que Jesús está presente en el tabernáculo.
El principal valor de la lámpara del sagrario no es la luz que da (no es suficiente para leer) ni en el calor que emite (no es suficiente para calentarnos), sino la manera de dirigir nuestra atención a Jesús, y dejarnos con Él.
Esta semana, el 8 de diciembre, celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción, y también la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre. Es un buen momento para recordar que cada enseñanza de la Iglesia acerca de María, y cada celebración litúrgica de ella, son como la lámpara del sagrario. María está destinada a dirigir nuestra atención a Jesús, y a dejarnos con Él. Tal como lo establece el Catecismo de la Iglesia Católica: “Lo que la fe católica cree acerca de María se funda en lo que cree acerca de Cristo, pero lo que enseña sobre María ilumina a su vez la fe en Cristo”. (CCC 487)
¿Qué nos enseña la Iglesia acerca de María? Primero, ¡que María no es Jesús! Toda la gracia que viene a nosotros proviene de Él. Jesús es el único Salvador.
Al mismo tiempo, la simple verdad histórica es que María es la única persona a través de la cual Jesús vino al mundo como salvador. Y, ya que Dios profundiza y amplía los roles que da a las personas en la historia de la salvación, ella continúa siendo la madre espiritual a través de la cual la gracia de Jesús entra en nuestras vidas.
Un ejemplo histórico sobresaliente de esto es la historia de Nuestra Señora de Guadalupe, en la cual María lleva a Jesús a una nación entera. Y gracias a la comunidad Católica Mexicana — que no sólo recibió esta verdad en su historia, sino que la celebra continuamente — se nos ofrece a cada uno de nosotros la oportunidad de recibir esta verdad en nuestra historia.
San Anselmo dijo, al resumir el papel de María con tanta belleza y precisión, “Él que pudo crear todas las cosas de la nada no podría rehacer Su creación arruinada sin María…Porque Dios engendró al Hijo, a través de quien se hicieron todas las cosas, y María le dio a luz como el Salvador del mundo.” Esta fue la verdadera historia de la salvación hace 2.000 años. Esta fue la verdad para el pueblo de México hace 500 años. Esto puede ser igualmente cierto para nuestras vidas hoy.
A medida que nos adentramos más en el Adviento, caminemos más profundamente con María como nuestra madre espiritual. Ella, y todas las enseñanzas y celebraciones litúrgicas de la Iglesia acerca de ella, es como la lámpara del sagrario. Ella sólo nos guiará a Jesús siempre.
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