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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | Esperar pacientemente nos permite encendernos con Cristo en Navidad

La descripción de Isaías del “Día del Señor” ocurre en el tiempo de Dios

Queridas hermanas y hermanos en Cristo:

¿Alguna vez as puesto leña húmeda en el fuego? No dará luz o calor — solo producirá humo. Por el contrario, cuando ponemos leña seca en el fuego, se enciende en llamas.

La temporada de Adviento es como el tiempo de secar la “madera” de nuestras almas, así podemos encendernos en llamas con Cristo en la Navidad, pero es muy difícil en nuestra cultura actual ser pacientes. Todos quieren saltar a celebrar la Navidad tan pronto como termina el Día de Acción de Gracias. Espiritualmente, eso es como lanzar leña húmeda al fuego.

En un tratado sobre el valor de la paciencia, San Cipriano (210-258 D.C.) escribió, “La fe y la esperanza son el verdadero significado de nuestra esencia como Cristianos, pero si la fe y la esperanza deben dar sus frutos, es necesario tener paciencia.” Para ayudarnos a entrar en la paciencia del Adviento, permítanme considerar dos cosas.

Primero, pensemos acerca del papel del silencio en la conversación. A menudo nos sentimos incómodos con el silencio, y nos apresuramos a llenarlo con palabras. Sin embargo, cuando hacemos eso podemos prevenir que la conversación se haga más profunda. Cuando esperamos pacientemente, cuando permitimos que el silencio haga su trabajo, es como permitir el tiempo necesario para que la “madera” de nuestros pensamientos y sentimientos se seque, de manera que la conversación pueda encenderse en llamas desde un lugar más profundo. Esperar pacientemente en silencio es una habilidad humana que necesitamos aprender, y cuando lo hacemos da buenos frutos. ¡Lo mismo es verdad del Adviento y de la vida espiritual!

Segundo, piensa acerca de cómo Dios utiliza el tiempo en la historia de la salvación. Durante esta semana escucharemos las bellas descripciones de Isaías acerca de lo que sucederá en el día del Señor. En ese día: “La montaña de la casa del Señor se conocerá como la montaña más alta y se elevará sobre las colinas” (2:2) “El Señor Dios….destruirá la muerte para siempre” (25:8) “Cantarán esta canción en la tierra de Judá: fuerte es nuestra ciudad” (26:1) “El sordo oirá… los ojos de los ciegos verán” (29:18). “La luz de la luna será como la del sol y la del sol será siete veces más grande, como la luz de siete días en uno solo” (30:26) ¡Lo que viene es hermoso! Sin embargo, ¡ninguna de esas cosas sucedió de inmediato! Dios permitió que la “madera” de la historia se secara, de manera que pudiera arder en llamas en el tiempo de Cristo. Vale la pena esperar por eso. Lo mismo es verdad del Adviento y de la Navidad.

Jesús nos dijo que permitiéramos a nuestra luz brillar — ¡no que nos volviéramos humo! — para que la vean todos. Si vamos a encendernos con Cristo en Navidad, necesitamos permitir que la madera se seque pacientemente durante el Adviento.