SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA |Aprender una manera más profunda de escuchar y seguir
Samuel, los apóstoles y otros son ejemplos de cómo escuchar la voz del Dios vivo de una manera nueva
Queridas hermanas y hermanos en Cristo:
Al empezar la primera semana del Tiempo Ordinario, las lecturas nos hacen contemplar nuevos comienzos — ¡un tópico muy adecuado al continuar hacia el Año Nuevo!
Escuchamos acerca de la concepción, el nacimiento y la consagración de Samuel — el último juez de Israel y el único que ungió a los primeros dos reyes de Israel. Es el comienzo de la vida extraordinaria de Samuel y el comienzo de una nueva fase de la historia de Israel.
En el evangelio de San Marcos, también vemos los inicios del ministerio público de Jesús. Las sanaciones y los exorcismos comenzaron inmediatamente y la reacción de la gente fue: “¿Qué es eso? Una nueva enseñanza con autoridad”, y: “Nunca habíamos visto nada como eso”
En ambos casos Dios está haciendo algo nuevo. Dentro el tema de la novedad, sin embargo, hay también una llamada y un desafío para nosotros: escuchar más profundamente la voz de Dios.
Escuchamos una de las grandes historias de las Escrituras Hebreas: el llamado de Samuel. Dios llama a Samuel tres veces durante la noche. Cada vez él corría donde el sacerdote Elí, pensando que Elí lo estaba llamando. Finalmente, Elí se da cuenta que Dios está llamando a Samuel. Una de las características más fascinantes de la llamada de Samuel es como la Biblia insiste que “En ese momento Samuel no estaba familiarizado con el Señor” ¡Samuel había crecido en el templo de Silo! A pesar de eso, no sabía cómo sonaba la voz del Dios vivo. Fue llamado a aprender una nueva y más profunda forma de escuchar, y esa manera de escuchar se transformó en la piedra angular de su ministerio profético.
En el evangelio de esta semana también escuchamos la llamada de los apóstoles Simón (Pedro), Andrés, Santiago, Juan y Leví (Mateo). Eran hombres que podrían haber conocido las Escrituras. Sin embargo, ellos escucharon la voz del Dios viviente de una nueva manera. Como Samuel, aprendieron una manera más profunda de escuchar y de seguir.
En las lecturas también se resalta la importancia de escuchar mediante algunos ejemplos importantes de lo contrario. Escuchamos de Ofni y Finés, los hijos de Elí, que no escucharon las leyes de Dios o las advertencias de su padre y trajeron desastres sobre Israel. Escuchamos del leproso, que, habiendo sido limpiado, no escuchó a Jesús e hizo imposible que Jesús entrara a la ciudad abiertamente. Escuchamos que la gente de Israel se negó a escuchar las advertencias de Samuel acerca de lo que significaría para ellos tener un rey y desplazaron a Dios como su legítimo rey.
¡Las consecuencias de escuchar y de no escuchar son lo suficientemente claras esta semana!
Los Juegos Olímpicos empiezan en menos de un mes. Una de las cosas que aprendemos de los atletas Olímpicos es que la excelencia viene de la disciplina. Llevando esa lección a la vida de la fe, podemos decir que la excelencia en el discipulado viene de la disciplina de escuchar al Señor.
Como Samuel, muchos de nosotros hemos crecido en el templo del Señor. Como Samuel, somos llamados a aprender una manera más profunda de escuchar. Esa es una buena disciplina para trabajar durante el Año Nuevo.