FRENTE A LA CRUZ | Volver a consagrarnos y purificarnos interna y externamente
Esta semana es un buen momento para descubrir las formas en las que necesitamos volver a dedicarnos a las obras del Señor
El 4 de noviembre celebramos la fiesta de san Carlos Borromeo. Como arzobispo de Milán, les dijo a sus sacerdotes: “¿Estás a cargo de una parroquia? Si es así, no descuides la parroquia de tu propia alma.”
San Carlos estaba preocupado tanto por los cuidados externos como por los internos.
Al final de la semana (el nueve de noviembre) celebramos la fiesta de la consagración de la Basílica de Letrán, la catedral del Papa y un símbolo de la unidad de la Iglesia. Para señalar ese día leeremos un sermón de san Cesáreo de Arlés, quien les decía a los laicos: “¿Desean mantener esta basílica inmaculadamente limpia? Entonces no ensucien sus almas con la inmundicia del pecado. ¿Desean encontrar esta basílica llena de luz? Dios también desea que su alma no permanezca en la oscuridad, sino que la luz de las buenas obras brille en nosotros.”
Él estaba preocupado tanto por la pureza interna como por la externa.
Entre esas dos fiestas, durante toda la semana, el oficio de lecturas de la Iglesia abarca la historia de la profanación del templo en Jerusalén por un rey pagano, y la purificación y la consagración del templo nuevamente por Judas Macabeo, un héroe judío.
Esto me recuerda la importancia de la limpieza, de la purificación y de volver a consagrar a la Iglesia — tanto interna como externamente.
La Iglesia esta ciertamente comprometida en una masiva limpieza y en una nueva dedicación a nivel de sus reglamentos, y lo ha hecho desde los escándalos del 2002. Esto es necesario, y tengo una gran confianza en que se está llevando a cabo.
Muchos sacerdotes y obispos se han comprometido a una re-consagración diaria y simultanea de sí mismos a las obras de Dios en un nivel personal. Esto también es necesario, y estoy muy agradecido por eso.
Los seminarios en todo el país se han comprometido a una purificación y re-dedicación en términos de cómo forman a los hombres para el sacerdocio. Nuestro propio seminario Kenrick-Glennon ha sido un excelente ejemplo y un líder para los seminarios de todo el país. Me siento muy agradecido y orgulloso del trabajo que hemos realizado.
Sin embargo, no es solamente una tarea que deba realizar alguien más. San Pablo dice que cada uno de nosotros es una creación de Dios y un templo del Espíritu Santo. Por lo tanto, pensemos sobre cada uno de nosotros y preguntémonos lo siguiente: ¿En qué forma necesito volver a dedicarme a las obras del Señor?
Quizás se refiere a volver a dedicarnos en lo externo, a los hábitos o acciones de nuestra vida visibles para todos, y que necesitan cambios.
A lo mejor se refiere a volver a consagrarnos en lo interno, a una actitud del corazón que solo conocemos Dios y yo, pero que todavía necesita cambios.
Cualquiera que sea el tema, el volver a consagrar el templo siempre ha sido un proyecto de todo el pueblo de Dios. Dios ha pedido esta consagración a través de la historia de la salvación y apoyó a todos aquellos que la asumieron.
Retomemos la tarea con fuerza. Por la gracia de Dios, que podamos retomar una consagración interna y externa que ocupe un lugar digno junto a las otras consagraciones de la historia de la Iglesia.
El 4 de noviembre celebramos la fiesta de san Carlos Borromeo. Como arzobispo de Milán, les dijo a sus sacerdotes: “¿Estás a cargo de una parroquia? Si es así, no … FRENTE A LA CRUZ | Volver a consagrarnos y purificarnos interna y externamente
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