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FRENTE A LA CRUZ | Permanece con Jesús en medio de los cambios

En las transiciones, recibimos la paz que proviene de una fe madura

Esta semana leemos acerca de un evento fundamental en la vida de la iglesia primitiva. Este evento plantea una pregunta crucial para nuestra fe.

Los primeros en convertirse a la fe en Cristo fueron judíos. Ellos seguían la ley de Moisés, incluyendo la circuncisión para los hombres. Cuando los gentiles comenzaron a convertirse, surgió una pregunta: ¿Deberían ellos seguir la ley judía y ser circuncidados, o no?

La pregunta fue llevada a los apóstoles en Jerusalén. Después de debatir el asunto, discutirlo y rezar, decidieron que los gentiles convertidos al cristianismo no necesitaban seguir todos los preceptos de la ley de Moisés. La circuncisión no era la clave para pertenecer a Cristo o para mantenerse en Él.

Entonces, ¿qué quería dar a entender Jesús cuando dijo que no había venido a abolir la ley sino a cumplirla? ¿No estaban los apóstoles contradiciendo a Cristo y aboliendo la ley?

Santo Tomás de Aquino, con su precisión característica, nos ayuda a ver la respuesta. La ley moral — la verdad acerca de lo bueno y lo malo en las acciones humanas — es válida para la eternidad. La ley ritual es abolida; los preceptos acerca del sacrificio en el templo fueron abolidos porque Jesús es el nuevo templo, y el precepto acerca de la circuncisión fue abolido porque el bautismo es la nueva puerta de entrada al pueblo de Dios. Los preceptos legales algunas veces se mantienen y otras veces se pasan por alto, dependiendo si afectan o no nuestra relación con Cristo.

Al tomar su decisión acerca de la ley mosaica, los apóstoles defendieron la ley moral, liberaron al pueblo del ritual de la ley, y mantuvieron algunos preceptos legales que eran útiles para la identidad cristiana en una cultura pagana (por ejemplo, abstenerse de la carne de animales sacrificados a los ídolos). Su decisión corresponde a la verdad acerca de cómo recibimos la vida de Jesús, y permanecemos en Él. Esto fue fundamental para la iglesia primitiva.

La pregunta vital que sigue para nuestra fe es cómo permanecer con Cristo en el medio de los cambios.

La iglesia está comenzando a prepararse para la Ascensión, Jesús nos habla de su próxima partida en las lecturas del evangelio de esta semana. A medida que Jesús prepara a los discípulos para su partida, Jesús les habla acerca de cómo permanecerá con ellos. Sin embargo, la presencia de Jesús para sus discípulos cambiará después de la Ascensión. Él no estará presente para ellos físicamente. Él estará presente espiritual, mística y sacramentalmente. Ellos tuvieron que acostumbrarse a eso.

De la misma manera, Jesús está presente en forma diferente cuando pasamos la infancia y la adolescencia. Él no está presente en nosotros de la forma que corresponde a la vida simple de los niños. Él está presente para nosotros de acuerdo con las complejidades y matices de la vida adulta. Permanecer con Él en el medio de estos cambios requiere de tiempo para acostumbrarnos.

Podemos no solo simplemente leer la Biblia, sino también estudiarla.

Podemos no solo decir el rosario, tenemos que rezar el rosario.

No podemos simplemente recibir el cuerpo de Jesús en la eucaristía, tenemos que servirles a Él presente en el cuerpo de nuestros vecinos.

Cuando pasamos por esas transiciones, recibimos la paz que proviene de una fe madura. Cuando no pasamos por esas transiciones, nuestra fe a menudo se marchita. Jesús permanece en nosotros, pero nosotros tenemos la tendencia a alejarnos de Él.

Jesús nos dice que permanecerá con nosotros, aun cuando las cosas cambien. ¿Permaneceremos nosotros con Él a medida que las cosas cambien?