FRENTE A LA CRUZ | Escuchen la voz de Dios y permanezcan fieles a su palabra
Dios nos habla a través de la Sagradas Escrituras y de las enseñanzas de la Iglesia, y en nuestros corazones
En las lecturas de esta semana escuchamos más de 20 veces algo acerca de la palabra de Dios, o de Dios hablándonos, o de personas escuchando la palabra de Dios.
Por ejemplo, Jesús dice: “Mis ovejas oyen mi voz…y me siguen”. Refiriéndose a unos visitantes no judíos, Pedro dice: “El Espíritu Santo me dijo que los acompañara”. Los Hechos de los Apóstoles al hacer un recuento de los inicios de los viajes misioneros de Pablo nos dice: “El Espíritu Santo dijo: Apártenme a Bernabé y a Saulo para el trabajo para el cual los he llamado”. Se nos dice que los discípulos “proclamaban la palabra de Dios” en Antioquía, donde los discípulos por primera vez fueron llamados cristianos.
Esto nos plantea una pregunta que es bueno considerar: ¿Cómo oímos la voz de Dios? ¿Cómo “suena”?
Dios ciertamente nos habla en las Sagradas Escrituras. El Catecismo de la Iglesia Católica nos lo explica: “A través de todas las palabras de las Sagradas Escrituras Dios habla solamente una Palabra única” (CCC, 102).
También escuchamos la voz de Dios a través de las enseñanzas de la Iglesia. El Concilio Vaticano II dijo, citando el evangelio de san Lucas 10: “el Sagrado Concilio nos enseña que los obispos por institución divina son los sucesores de los apóstoles como pastores de la Iglesia, de modo que quien los escucha, escucha a Cristo, y quien los desprecia, desprecia a Cristo y a quien le envió” (“Lumen Gentium,” 20).
Adicionalmente, Dios también nos habla a cada uno de nosotros individualmente, en la profundidad de nuestros corazones. Yo no puedo decirles como “suena” para ustedes. Sin embargo, puedo decirles que es real, que necesitamos familiarizarnos profundamente con la forma en la que Él nos habla a cada uno de nosotros, y que también necesitamos ser fieles a su voz cuando Él habla en nuestros corazones.
¡Ciertamente eso no significa que todo es válido! La voz de Dios no le dice a nadie que mienta, o que cometa un asesinato o un adulterio, o que no cumpla alguno de los mandamientos. ¡Si la voz que escuchamos en nuestros corazones nos dice que hagamos alguna de esas cosas, tengan por seguro que no es la voz de Dios!
Sin embargo, la palabra de Dios llega a nosotros. Algunas veces inspira nuestra creatividad, generosidad, bondad o sabiduría. Algunas veces nos hace romper una barrera para alcanzar a otra persona. Algunas veces nos pide que hablemos una palabra para corregir. Otras veces nos previene para que callemos nuestras palabras y esperemos por un mejor momento.
Piénselo de esta manera: Cada uno de nosotros tiene una conciencia. Con regularidad hablamos de la “voz” de la conciencia, pero eso no significa que estamos escuchando cosas. La conciencia es una voz espiritual. Usualmente no habla con palabras. Su lenguaje característico es un sentimiento de incomodidad cuando hacemos algo malo, o un sentimiento de paz cuando hemos hecho lo correcto. ¿Qué tal si la voz de Dios es algo como eso?
Cuando pasa un bote deja una estela. El bote es un objeto físico, así que deja una estela física. Cuando la palabra de Dios llega a nuestros corazones, también deja una “estela”, pero es una estela espiritual en lugar de física. ¿Cómo es eso, cuando la voz de Dios te habla?
Jesús dice: “Si permanecen en mi palabra, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:31). Él nos habla en las palabras de la Sagrada Escritura, en las enseñanzas de la Iglesia y en lo profundo de nuestros corazones. Escuchémoslo en todas las formas en las que Él nos habla y permanezcamos fieles a su palabra en todo lo que hacemos.
En las lecturas de esta semana escuchamos más de 20 veces algo acerca de la palabra de Dios, o de Dios hablándonos, o de personas escuchando la palabra de Dios. … FRENTE A LA CRUZ | Escuchen la voz de Dios y permanezcan fieles a su palabra
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