FRENTE A LA CRUZ | Dios nos desafía y requiere más de nosotros
Imagínese un hombre que le trae flores a su esposa cada semana, pero nunca escucha sus consejos. Con el tiempo ella puede comenzar a sentir resentimiento por las flores — no porque haya nada malo en ellas, sino porque son el símbolo de como él ocupa su tiempo y su energía en las cosas que menos importan.
Este escenario (y estoy seguro de que a usted se le pueden ocurrir otros) nos ayuda a comprender uno de los mensajes del profeta Isaías que leeremos esta semana: “¿Qué me importa el número de tus sacrificios? … No traigas más ofrendas sin valor; tu incienso es repugnante para mi”
Dios estaba reprendiendo a los Israelitas por preocuparse con detalles litúrgicos, mientras que descuidaban cosas más importantes como la difícil situación de huérfanos y viudas. El mensaje es similar a la forma en la que Jesús le reprocha a los Escribas y Fariseos por pagar diezmos por las hierbas más pequeñas despreciando los asuntos de mayor importancia de justicia y misericordia (Mateo 23:23).
Poner atención a los detalles no era el problema