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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | ‘Señor, no rechazo el trabajo’

La elección se centra en la naturaleza del trabajo que necesitamos hacer en nuestro tiempo

Abp. Rozanski

Queridas hermanas y hermanos en Cristo:

“Non recuso laborem” — No rechazo el trabajo.

Estas son las palabras de San Martín de Tours, el obispo del siglo IV cuya fiesta celebramos esta semana (11 de noviembre). Parecía estar muriendo y, en verdad, estaba listo para volver a casa con el Señor. Pero su rebaño le rogó que se quedara con ellos. Él oró, simplemente: “Señor, si tu pueblo todavía me necesita, estoy listo para la tarea… No rechazo el trabajo”.

Los plazos de impresión me pusieron en una posición interesante esta semana. Mientras escribo estas palabras, nos encontramos ante las elecciones. Cuando leas este artículo, las elecciones habrán terminado. Creo que, sea cual sea el resultado de las elecciones, nos enfrentaremos a una tarea titánica. Pero el espíritu de San Martín de Tours puede guiarnos en la realización de las labores que pertenecen a nuestro tiempo. ¿Me acompañaras para repetir sus palabras? “Señor… No rechazo el trabajo”.

Es interesante que, en el día de la fiesta de San Martín, escuchemos las palabras de la carta de San Pablo a Tito: “Por esto te dejé en Creta, para que arreglaras lo que quedaba por arreglar”. San Pablo nombró a Tito para hacer la obra de edificación de la Iglesia en Creta. Tito no rechazó el trabajo.

También es interesante que celebremos la fiesta de Santa Francisca Cabrini esta semana (13 de noviembre). La primera ciudadana estadounidense en ser canonizada, ella tampoco rechazó el trabajo de su tiempo. En su caso, fue el cuidado de los inmigrantes, especialmente a través del establecimiento de escuelas, hospitales y orfanatos.

Y es interesante que, en el día de su fiesta, escuchemos estas palabras de San Lucas: “Mientras Jesús continuaba su camino a Jerusalén…” El viaje a Jerusalén ocupa la mayor parte del Evangelio de Lucas, desde el capítulo nueve hasta el capítulo 19. Jesús simplemente continúa haciendo la obra designada para Él. Esa obra finalmente lo lleva a Jerusalén y a la Cruz. Y Jesús, mirando a la cruz, dirá al Padre: “No rehúso el trabajo”.

Es más fácil decirlo que hacerlo, ¿verdad?

Por eso es consolador notar que, en el Oficio de Lecturas de esta semana, la Iglesia nos hace leer del libro del profeta Daniel. Daniel y sus compañeros fueron desafiados a mantener su fe en una tierra extranjera; No rechazaron el trabajo. Sadrac, Mesac y Abednegó fueron desafiados a mantener su fe a costa de ser arrojados al horno de fuego; No rechazaron el trabajo.

También es consolador leer, esta semana, cómo “Jesús contó a sus discípulos una parábola sobre la necesidad de que oren siempre sin cansarse” (Lucas 18:1).

La Iglesia está esforzando cada músculo esta semana para invitarnos y desafiarnos a adoptar la actitud de San Martín de Tours. A medida que lean esto, y se aclaren los contornos exactos de la obra a la que nos enfrentamos, los invito a unirse a mí para decir juntos: “Señor… No rechazo el trabajo”.

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