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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | Jesús describe para nosotros un proceso en el ministerio de la reconciliación

Él nos muestra que debemos llamar pecado al pecado, pero también que el objetivo del proceso es el perdón

Queridas Hermanas y Hermanos en Cristo,

Esta semana escuchamos que San Pablo le dice a los Corintios: “en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, y encargándonos el mensaje de la reconciliación” (2 Corintios 5:19)

La cultura contemporánea se inclina a cometer algunos errores acerca del mensaje de la reconciliación. Las lecturas del Evangelio de esta semana contienen una serie de pasajes que pueden ayudarnos a evitar esos errores.

Algunas personas comienzan y terminan su enfoque con Mateo 7:1. Leen: “No juzgues y no serás juzgado” y concluyen que no deberíamos llamar pecado a algo que es un pecado, ¡pero eso es un error! Ese no es el mensaje genuino del Evangelio sobre la reconciliación. Primero, el bien y el mal existen, y necesitan nombrarse adecuadamente. Segundo, este enfoque saca completamente el versículo fuera de su contexto. Cuando leemos el resto de Mateo 7, y el resto del Evangelio, aprendemos el contexto crucial para entender lo que el versículo realmente quiere decir.

Mas adelante, en el evangelio de Mateo oímos a Jesús decir: “Si tu hermano peca contra ti, ve y señálale su falta hablando con él a solas. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si él no te escucha, lleva una o dos personas contigo, de manera que ‘cada hecho sea establecido sobre el testimonio de dos o tres testigos’. Si él se rehúsa a escucharlos, díselo a la Iglesia. Si él se rehúsa a escuchar a la Iglesia, entonces trátalo como un gentil o un recaudador de impuestos” (Mateo 18:15-17)

Jesús nombra al pecado por lo que es, pero tenga en cuenta que El también describe un proceso. Ese proceso es también parte del mensaje de reconciliación del Evangelio. Lo que importa es no sólo lo que hacemos sino como lo hacemos.

Finalmente, Pedro pregunta: ¿Cuántas veces debo perdonar a mi hermano que peca contra mí? Jesús le dice ‘setenta y siete veces, a veces expresado como’ “setenta veces siete” Esta es una forma antigua de discurso, que significa básicamente: tantas veces como eso suceda.

Así, el ministerio genuino de la reconciliación quiere decir: 1) Nosotros debemos hacer juicios. 2) Hay un proceso para hacerlo 3) El objetivo del proceso es el perdón. 4) No debemos cansarnos nunca de repetir el proceso.

Si volvemos atrás y leemos el resto de Mateo 7, encontraremos que Jesús provee la clave para sintetizarlo todo cuando dice: “la medida con la que juzgues será la misma con la que serás juzgado”. De la manera en que juzguemos a los demás, así seremos juzgados por Dios.

Si estoy cometiendo un pecado, quiero que alguien me lo diga y no que callen con el argumento de que no deberían “juzgar a los demás”. Yo preferiría que me confrontasen. Esa es la medida por la cual debo medir a los demás.

Al mismo tiempo, si estoy en un error, ¡no quiero que alguien me confronte con dureza y públicamente como primer paso! El primer paso debería ser una conversación calmada, de persona a persona. Luego sería una intervención de grupo, y así sucesivamente. Esa es la medida que deberíamos usar con los demás.

Las lecturas de esta semana nos confían el mensaje de reconciliación. ¡También nos describen como luce y contienen una lección de incalculable valor sobre como leer la Biblia!

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