FRENTE A LA CRUZ | San Pablo sirve como maestro y como testigo de nuestra fe
Estamos en la mitad de un mes completo de lecturas de la Carta de San Pablo a los Romanos, es pertinente preguntarnos “¿Qué aprendemos de San Pablo?” La respuesta son dos cosas de diferente clase.
En primer lugar, aprendemos grandes conceptos teológicos.
En Romanos 1, San Pablo nos dice: “Desde la creación del mundo, los atributos invisibles de poder eterno y divinidad de Dios pueden comprenderse y percibirse en lo que Él ha creado”. Esto es un fundamento interno para 2000 años de teología natural, en la cual comprendemos acerca de Dios del libro de la naturaleza.
En el capítulo 5, San Pablo dice: “Así como a través de la desobediencia de un hombre (Adán) muchos fueron constituidos pecadores, así a través de la obediencia de uno (Cristo) muchos serán constituidos justos”. La noción de Cristo como el “segundo Adán” es el corazón de la antropología teológica — da un hermoso sentido acerca de quienes somos.
En el capítulo 7, San Pablo nos cuenta su experiencia de la división entre el pecado y la fe que corre justo a través de su propio corazón: “Lo que hago no lo entiendo…Porque no hago el bien que quiero, sino hago la maldad que no quiero hacer”. Esta percepción — que hace eco en nuestra propia experiencia — es crucial para la teología del pecado.
En el capítulo 12, él resume la primera “teología del cuerpo”: ” Todos tenemos un cuerpo formado de muchas partes y cada una tiene una función distinta. Así pasa con nosotros, somos muchos, pero todos formamos un solo cuerpo en nuestra relación con Cristo. Como parte de ese cuerpo, cada uno pertenece a los demás “. Esta visión de nuestra comunión con Cristo y entre nosotros es un tema profundo en la historia de la teología. El párrafo 795 del Catecismo de la Iglesia Católica nos da un resumen conciso de esta historia.
Estos ejemplos son la punta del tempano. Los tópicos tratados en Romanos son ricos, y muchos de ellos dan origen a una larga y profunda historia teológica. El contenido de la fe es una de las cosas que aprendemos de San Pablo. Estudiar a San Pablo puede ayudarnos a ser mejores profesores de la fe.
Sin embargo, San Pablo también nos enseña algo más. Nos enseña acerca de dar testimonio de fe. Un buen ejemplo viene de Hechos 26. San Pablo nos da una defensa de su ministerio que se traduce en tres partes: 1) Cómo era su vida antes de su conversión; 2) Lo que sucedió para cambiarlo; y 3) Cómo fue su vida después de su conversión.
Este es el patrón del discurso de un buen testigo. Cada adicto en recuperación puede dar esta clase de testimonio. Su habilidad para hacerlo ayuda a otros. ¿Qué pasa con nosotros? Cada uno de nosotros es un pecador que ha sido ayudado por Cristo. ¿Podemos ayudar a otros dando nuestro testimonio en tres pasos simples?
Jesús nos repite un mensaje con insistencia en los evangelios de esta semana: ¡Debes estar preparado! Algunas veces somos llamados a responder preguntas teológicas. El estudiar los escritos de San Pablo nos puede ayudar a estar preparados para responder. Algunas veces somos llamados a dar nuestro testimonio. Estudiar el ejemplo de San Pablo también puede ayudarnos a estar preparados para esto.
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