FRENTE A LA CRUZ | La esperanza reina a medida que nos aproximamos al aniversario de la Reforma
En un par de semanas, los luteranos conmemorarán el 500º aniversario del comienzo de la Reforma. Y para el próximo mes — desde el 16 de octubre al 11 de noviembre — las lecturas de la misa provienen de la carta de San Pablo a los Romanos.
La comprensión de San Pablo acerca de la justificación, como está establecido en la carta a los Romanos, fue (y es) uno de los puntos centrales de la división entre católicos y protestantes. En forma excelente, San Pablo declara: “Porque por gracia habéis sido salvados mediante la fe; esto no procede de vosotros, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte”(Efesios 2:8-9). En Romanos, el da bases sistemáticas para esta declaración.
Por supuesto tenemos que entender lo que San Pablo dice, en una forma consistente con otros asuntos del Nuevo Testamento — por ejemplo, lo que Jesús dice en Mateo 25:31-46 acerca del papel de las obras en la salvación, o lo que dice Santiago acerca de la relación entre la fe y las obras, o lo que dice San Pablo en Filipenses 2, acerca de trabajar por la salvación con temor y temblando. La teología bíblica es buena sintetizando estos puntos en lugar de tomar y escoger entre ellos.
Pero no quiero volver a plantear los debates aquí. No pueden y no deben ser minimizados. Todavía hay trabajo importante que hacer. En su lugar, sin embargo, quiero atraer su atención al cambio que ha ocurrido en los últimos 20 años.
El 31 de octubre de 1999, la Iglesia Católica y la Federación Mundial de la Iglesia Luterana afirmaron y publicaron la “Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación”. En ese documento, cada parte declaró que hay ciertas cosas acerca de la justificación, la gracia, la fe y las obras en las que podemos estar fundamentalmente de acuerdo.
¡Esto no significa que ya no hay desacuerdos y que el proceso está completo! Otros matices son posibles y necesarios de ambos lados de la mesa — tanto que nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia Luterana del Sínodo de Misuri no sintieron que podían firmar la Declaración Conjunta. Sin embargo, después de 500 años de separación, el proceso de sanación ha comenzado. Hemos regresado al corazón del asunto, y comenzamos a cruzar una esquina. Si todavía nos encontramos en desacuerdo — ¡y lo estamos! — lo hacemos como hermanos, no como enemigos. Este es un gran paso hacia adelante.
De la misma forma, el grupo Evangélicos y Católicos Juntos emitió nueve pronunciamientos desde su fundación en 1994. Estos pronunciamientos también dan fe de la nueva actitud de cooperación entre católicos y protestantes. Como la Declaración Conjunta sobre la Justificación, estas declaraciones no son perfectas. Pero nos muestran que podemos trabajar juntos en algunas cosas aun cuando no estemos de acuerdo en otras.
Con la excepción de los especialistas en teología, no muchas personas conocen acerca de esta clase de trabajo que se está realizando. Sin embargo, a medida que nos preparamos para observar el 500º aniversario de la división entre católicos y protestantes, es bueno enfocarnos en las cosas positivas que están sucediendo para reunirnos de nuevo.
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