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FRENTE A LA CRUZ | Agradecimiento a nuestras hermanas religiosas

El ciclo de vida de disminución y aumento de las órdenes religiosas forma parte de la historia de la Iglesia

El 30 de junio cumplí 75 años. De acuerdo con lo dispuesto en la Ley Canónica, envié mi carta de jubilación al Santo Padre. Hay indicios que no tiene prisa en reemplazarme. Sin embargo, sigue siendo una realidad que en cualquier momento podría llamarme para darme la noticia de que Saint Louis tiene un nuevo arzobispo. De tal forma, considero mi tiempo con ustedes como un tiempo adicional.

La primera cosa que quiero hacer en este tiempo adicional es agradecer a las hermanas religiosas que han prestado sus servicios en la Arquidiócesis de Saint Louis. Me piden que me apresure en hacerlo, en parte porque esta semana (el 16 de julio), se celebra la fiesta de nuestra Señora del Monte Carmelo. No estoy pensando solo en las dos comunidades de Carmelitas. Estoy pensando en todas las hermanas religiosas que sirven o sirvieron en la arquidiócesis. Gracias a ellas, se han creado y mantenido en actividad muchos ministerios vitales.

Para darles una idea de su impacto permítanme suministrarles algunos números. Existen actualmente 54 órdenes de religiosas en la arquidiócesis, y en ellas hay más de 1200 mujeres. El año pasado, cuando celebramos a las hermanas que cumplían aniversarios significativos de vida religiosa (25 años, 50 años, etc), 158 mujeres contribuyeron a un total de 9.690 años de servicio a la Iglesia.

Si consideramos que quienes celebraron hitos importantes representaron el año pasado el 13 % del total de religiosas de la arquidiócesis, ¡una estimación aproximada del número total de años de servicio de todas las religiosas activas fue de más de 70.000 años! Las hermanas son, ciertamente, una de las maravillas de Saint Louis, y una de las razones por las que somos conocidos como la Roma del Oeste.

Muchas veces la gente se desanima por la disminución de los números en las órdenes religiosas. Así, es cierto: existe una disminución en las vocaciones en muchas órdenes religiosas. Como resultado, algunas de ellas están muriendo. Siento pena por eso, porque es la pérdida de un verdadero tesoro.

Sin embargo, quiero que sepan dos cosas.

La primera, si miramos a través de la historia de toda la Iglesia, muchas órdenes religiosas surgen y desaparecen. Simplemente, es un ciclo de vida de las órdenes religiosas. Por una parte, sería muy bueno que existiesen abundantes vocaciones para cada orden religiosa. Por la otra, la historia nos dice que esta clase de vida y muerte es tan natural para las comunidades como lo es para los individuos.

En segundo lugar, parte del ciclo de vida es el surgimiento de nuevas órdenes religiosas. Esto es algo que conocemos de primera mano en la Arquidiócesis de Saint Louis porque hemos sido servidos por algunas de esas nuevas comunidades, y hemos enviado a jóvenes a unirse a otras. Considere, por ejemplo, las Misioneras de la Caridad, las Hermanas Religiosas de la Misericordia de Alma, Michigan; las Dominicas en Nashville, las Hermanas de la Vida y las Apóstoles de la Vida Interior. Es alentador saber que Dios continúa trabajando, construyendo su Iglesia a través de las nuevas órdenes de religiosas.

Entonces, al celebrar la Fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo y recordar a nuestras hermanas religiosas, quiero decirles en mi nombre y en el de todos nosotros: Hermanas, ¡muchas gracias!