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FRENTE A LA CRUZ | Viva su vida de acuerdo con el Espíritu, no de acuerdo con la carne

Cuando san Pablo habla de la “carne”, se refiere a las actitudes mundanas que se oponen a Dios

“De ahora en adelante no consideraremos a nadie de acuerdo con la carne” Así lo dice san Pablo en las lecturas de la fiesta de santa María Magdalena (22 de julio) ¿Qué quería decir san Pablo con esto?, ¿qué significa para nosotros?

Cuando san Pablo habla de “la carne” habla de una actitud, no del cuerpo. Él no piensa que el cuerpo en sí mismo esta opuesto a Dios. Después de todo, el cuerpo fue creado por Dios, Jesús asumió un cuerpo humano, y resucitó de entre los muertos en cuerpo y alma, y nuestros cuerpos pueden compartir la vida eterna.

Sin embargo, ciertas actitudes humanas — podríamos llamarlas actitudes mundanas — se oponen a Dios. San Pablo le dice a los romanos, “No estás en la carne; por el contrario, estás en el espíritu, solo si el Espíritu de Dios mora en ti”. Él se refiere al estándar por el cual juzgan y actúan. Y cuando les cuenta a los galateos acerca de las obras de la carne (inmoralidad, impureza, odio, celos, egoísmo, etc.), está nombrando los patrones de pensamiento y acción que vienen de Dios o que se oponen a Dios.

Las lecturas del evangelio de esta semana nos dan dos buenos ejemplos de lo que san Pablo quiere decir.

En el primero, Jesús nos enseña cuando alguien de la multitud le dice que su madre y otros familiares estaban esperando para hablar con Él. Se presumía que las relaciones familiares tenían la prioridad, pero Jesús respondió: “Cualquiera que haga la voluntad de mi Padre celestial es mi hermano, hermana, y madre.” Jesús no juzga las cosas de acuerdo con un estándar mundano; Él juzga de acuerdo con su estándar espiritual.

En el segundo, la madre de Santiago y Juan le pide a Jesús que cuando estén en su reino, sus hijos se sienten a su derecha y a su izquierda. Ella estaba pensando en términos de gloria mundana. Los otros apóstoles se enojaron con la solicitud. Jesús los reta a todos a adoptar un nuevo estándar de pensamiento y acción: “Cualquiera que desee ser grande debe ser el sirviente; cualquiera que desee ser el primero será el esclavo”.

El pensamiento y la actuación de Jesús fueron moldeados por la cruz. De acuerdo con el mundo — la carne — la cruz solo podría significar derrota. Sin embargo, según el Espíritu, la cruz fue el camino a la victoria y el lugar donde se reveló el poder supremo de Dios.

¿Qué pasa con nosotros?

La mayoría de nosotros, la mayor parte del tiempo, consideramos a las personas y cosas de acuerdo con la carne. Es decir, juzgamos a la gente por su apariencia y por como son en ese momento. Y juzgamos las cosas según lo que tienen para nosotros.

¿Cuál es la alternativa?

Los mejores profesores y entrenadores ven a las personas no sólo por lo que son en este momento sino también por lo que pueden llegar a ser, para lo que Dios los creó cuando ellos desarrollen su potencial. De la misma manera, los mejores padres y amigos no ven las situaciones en término de “¿cuál será mi beneficio con eso?” Ellos ven las situaciones en términos de una oportunidad para servir el bien al otro.

Estos profesores y entrenadores, y padres y amigos nos dan un ejemplo de lo que podría significar no considerar las cosas de acuerdo con la carne sino de acuerdo con el Espíritu. ¡Gracias a Dios por ese ejemplo!

La mayoría de nosotros también tiene momentos de transfiguración. El velo se levanta, y podemos ver las personas y las cosas como Dios quiere que sean. Estos momentos son, en parte, un regalo de Dios para nosotros. Sin embargo, también son un desafió de Dios: tomar esos momentos y hacer de ellos nuestro estándar regular de pensamiento y acción.

¡Que Dios nos conceda la gracia de vivir más y más de esa manera, a no condenar a nadie ni a nada según la carne!